Exalcaldesa, excongresista, exministra y -afirma- expolítica. A Luisa María Cuculiza, aunque no le faltan propuestas para volver al mundo político, ya no le provoca regresar y lo dice casi con asco. A sus 75 años, sin dejar de lado su particular sentido del humor, enérgico y a calzón quitao, se recupera de una crisis que le dejó medio pulmón inutilizado. Dice que por la decepción causada a partir de que el nuevo fujimorismo, liderado por Keiko, no quiso contar con ella para su equipo.

Ahora que está recuperada y ve la contienda electoral, ¿no quisiera ser alcaldesa de Lima?

No, no, no, no. Ya mi vida política se terminó. Me han retirado, quizá en el momento preciso: cuando estaba arriba. La aceptación de la gente, no te la puedes imaginar. A veces llego a mi casa y me salen lágrimas de la emoción. Me alimentan con el respeto y el cariño que me demuestran.


¿Dice usted que la retiraron?

Dios sabe por qué hace las cosas. Al principio sufrí como bestia. Pero después dije: Dios mío, dame un camino para seguir trabajando por la gente.


¿Entonces sigue trabajando?

Mientras el cuerpo dé, no hay peor cosa que quedarse en casa. Cada día hay que hacer algo por alguien. Así se vive feliz y no en la peluquería, haciéndote la manicura y esas cosas. Eso es una vida vacía. Ahora estoy en la Beneficencia de Lima y tengo la satisfacción de estar en un lugar donde la gente me necesita. Hago supervisión de dos albergues y dos cementerios que deben estar en orden y recuperarse.


Pero decía usted que la retiraron, ¿quién le dijo que no iría al Congreso con Fuerza Popular?

Fue Keiko directamente. Me llamó y creí que me iba a conversar y dar el número que he tenido siempre, el 5. Pero no. Salí sin número. No me dio razón. Solo dijo: "Hemos decidido que ya no vas". Primero empecé a sudar, pero a sudar frío. Le pedí un vaso de agua porque sentí que me daba taquicardia. Tomé el vaso, temblando y después me retiré. Me dijo: "Quédate un ratito más ", pero le dije que no. No era necesario. 


¿Usted relacionó la crisis de salud que tuvo con la decisión del partido?

Sí. El doctor estaba impresionado. Hasta me dio herpes en las piernas, casi me muero del dolor. ¡Qué bestia! Eso fue por tensión nerviosa. El médico me preguntó si había pasado por un momento tenso. "Más que tenso", le respondí. Parecía que me habían metido una pateadura. Ese día llegué a mi casa y no pude ni subir las escaleras. Lo absorbí. Mi circulación se malogró, se me hicieron los coágulos y el herpes. Si otro me lo hubiera dicho, quizá no me habría impactado tanto.


¿Y nunca más habló con Keiko?

Después ella me llamó y agradeció. Me dio las gracias por mi comportamiento, por no haber salido a decir cosas. Respondí: "Nunca voy a hablar mal de ti ni del partido, porque todavía hay gente valiosa a tu lado".


¿A quiénes se refiere cuando dice valiosos?

Pues, ¿a quién podría ser? Los cinco hemos salido… y ¿ya quién queda? No los conozco, la verdad. De verdad que ya no sé. No te puedo dar nombres.


A su modo de ver ¿qué ha pasado con el fujimorismo?

Bueno, ha entrado mucha gente que no debió entrar. No estoy de acuerdo en que sus currículos sean engañosos. No han estudiado y mienten. ¡Qué vergüenza ¿Quién los ha evaluado? Porque a mi nadie me evaluó para botarme, ni a Aguinaga, ni a Gagó, ni a Elías. ¿Cómo han perdido a esos congresistas?  


¿Será Keiko quién los ha evaluado?

Es un círculo muy cerrado. Ana Vega, Keiko, Joaquín Ramírez. Pero dime ¿quiénes son esos? Yo no digo que sean malévolos o rateros, pero tienen un poder extralimitado. Un poder que conservan como si fuera su vida. Yo te digo que del poder no se vive, eso se acaba.


¿Por qué tendrían tanto poder?

No lo sé. Keiko les tiene mucha lealtad y hace cosas que no son buenas. Ella es buena, noble y ha adquirido un carácter y don de mando pero ese entorno debe ser cambiado. ¿Cómo es posible que a su hermano lo haya tratado de esa manera? Yo me imagino el sufrimiento del presidente Fujimori. Un día conversando, me dijo que no se quiere morir sin ver a sus hijos amistados y los ojos se le llenaron de lágrimas. Bastante ha sufrido en la cárcel para que los hermanos lo hagan llorar. ¡No hay derecho!


Usted ha sido ministra de la Mujer, ¿qué opina de Susana Higuchi?

Sin comentarios. Sólo diré que el presidente es incapaz de hacer daño.


¿Entonces fue Montesinos quien le hizo daño?

Debe ser. Yo no sé. Nunca estuve cerca de él. Gracias a Dios nunca me senté en su salita y tampoco me quería.


¿Cree que Montesinos tiene poder todavía?

Yo creo que sí. Es un hombre muy hábil y muy inteligente. No sé qué hará porque nunca estuve cerca de él, pero sí es muy inteligente y lamentablemente su inteligencia la ha empleado para cosas maquiavélicas que hacía y para tirarse la plata que se ha tirado. Me acuerdo que una vez Keiko me pidió que la acompañara a hablar con su papá a Palacio de Gobierno. Le quería pedir que se aleje de Montesinos pero Fujimori no la dejó terminar. Le estiró la mano y se quedó mirándonos y cuando él estiraba la mano quería decir que paremos, así que nos tuvimos que ir. Yo he visto a Keiko llorar para que su padre se aleje de Montesinos.


¿Aún así usted pone las manos al fuego por Fujimori?

Le tengo cariño como si fuera mi papá. Lo he visto trabajar con humildad por la gente. Nunca lo vi como político, ni como presidente. Era un hombre para mí que trabajaba por su país con entrega.


¿Es consciente de la personalidad poco común que tiene?

Una personalidad de otro mundo, ¿no? Desde chicos fuimos criados con mucha disciplina, con tres normas en mi casa que no se debían transgredir: la primera era no mentir, la segunda era no coger nada que no te perteneciese y en tercer lugar, no hablar de nadie si no está presente. Estas tres cosas me han ayudado a vivir. Ahora, si estoy frente a la persona, le digo en su cara pelada, todo clarito: tú eres imbécil, tú no sirves para nada, tú eres mentiroso, etc. A veces la gente necesita respuestas duras.

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